domingo, 12 de junio de 2011

NARRATIVA: PALABRAS DE MADERO

Hace mucho tiempo en uno de los tantos viajes del Presidente Francisco I Madero tuve la oportunidad de encontrarlo y platicar con él sobre la gran revuelta que habían causado sus ideas en la población. Lo encontré en la sección de primera clase  tomando un café y leyendo el periódico matutino, fue grata mi sorpresa y me dirigí hacia él con la mayor seguridad que pude, con respeto le pregunté si podía acompañarlo, en varias ocasiones habíamos coincidido en  algunas de sus reuniones, pero fue hasta este momento que pude dialogar con él, y puedo decir que fue uno de los momentos más  emocionantes de mi vida.
Muy cordialmente estrechó mi mano con firmeza y me invitó a acompañarlo en el recorrido del viaje, me senté frente a él, mientras tomábamos un delicioso café, me asombró como disfrutaba el bello panorama que se veía a través de la ventana, era un día lluvioso lleno de frescura, comentó acerca del aroma de la tierra y del gusto que sentía por vivir en un país con tanta belleza natural. Momentos después de lograr un clima de confianza, comenzó a recordar cómo había sido su participación en la política hasta llegar a ser Presidente, pues dijo el camino no había sido fácil pero que había valido la pena.
En un país como el nuestro donde existe un buen nivel de desarrollo económico y grandes  oportunidades para mejorar las condiciones sociales de la población es incongruente entonces que hubiera desigualdad, injusticia y no tener la libertad de participar en la política del país y mucho menos elegir a nuestros gobernantes. Por ello es necesario que alguien despertara la conciencia política de la gente y la primera acción era derrotar al mal gobierno del Gral. Díaz, afortunadamente me percaté de que mis ideales tenían eco con ciertos grupos dispersos en nuestro territorio después de la publicación de mi escrito “La sucesión presidencial de 1910” por lo que de inmediato organizamos el Partido Antirreeleccionista, que como su nombre lo enuncia “Sufragio efectivo, no reelección”, creía en la democracia y renovar al gobierno era necesario y la única manera de hacerse escuchar el pueblo era mediante manifestaciones y levantamientos armados, fue tal el descontento del Gral. Díaz que fui perseguido y encarcelado y me vi en la necesidad de publicar el Plan de San Luis Potosí que tuvo la finalidad de denunciar las elecciones y desconocer a Porfirio Díaz como presidente. Además con él me comprometía a devolver las tierras a quienes habían sido despojados, defender el voto y la no reelección de los presidentes. También hice un llamado al pueblo para que se alzarán contra del dictador, precisamente el 20 de noviembre de 1910. Tuve grandes colaboradores en Chihuahua Toribio Ortega, Pascual Orozco y Francisco Villa, pues mostraban gran descontento por los latifundios ganaderos, Emiliano Zapata en Morelos que reclamaba sus derechos sobre la Tierra y el Agua, gracias a ellos derrotamos al gobierno y al convocar nuevamente a elecciones resulté electo y José María Pino Suárez ocupó la vicepresidencia en Noviembre de 1911.
Quise vencer todas las dificultades apegándome a la ley, nunca prometí imposibles, sabía que el secreto de la prosperidad estaba en el trabajo, estuve y estaré siempre atento al mayor bien de los humildes, sin preocuparme la hostilidad. La educación pública era mi preocupación, elevar el presupuesto hacia las mismas, aumentando y estableciendo escuelas rurales federales y de esta forma cimentar la democracia, aunque eso significará un cambio lento.
Esta situación terminó por desesperar a unos partidarios como Zapata,  que lo hizo 20 días después de que ocupé la presidencia. Así mismo, Pascual Orozco lo hizo en Chihuahua. Por otro lado las compañías extranjeras situadas en nuestro país se rebelaron en mi contra pues no querían perder los privilegios otorgados por Díaz.
El hecho de sumir la presidencia no significaba la resolución a los problemas del país, pues es difícil combatirlos a corto plazo, pero conforme pasa el tiempo lucharemos juntos por lograr un país próspero y de igualdad, de eso estoy seguro.

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